Me han escrito contando de un grupo de estudiantes que estuvieron una tarde en un supermercado y, después de hablar con el encargado para explicarle, se instalaron pidiendo a los clientes algo de su compra, una pequeña aportación para recoger alimentos y llevarlos a un barrio desfavorecido.
Después de media hora habían conseguido ¡un saco de arroz!
Pero no se rindieron. Siguieron con su entusiasmo y, después de un rato, se fueron animando y dejaban algunas cosas. Alguno, después de haber comprado, dijo que iba al cajero a sacar dinero porque no se había acordado al hacer la compra y les dió 100€, de golpe. Otra persona les dejó un carro de compra entero.
El caso es que, al final, recaudaron 7 cajas de comida grandes para llevar, más bastante leche y aceite.
Se demostró que la gente está dispuesta a colaborar, solo hay que darles alguna idea.
Ahora que se acercan las Navidades, quizá sea más fácil de encontrar motivos para dar y para pedir para otros.
Después de media hora habían conseguido ¡un saco de arroz!
Pero no se rindieron. Siguieron con su entusiasmo y, después de un rato, se fueron animando y dejaban algunas cosas. Alguno, después de haber comprado, dijo que iba al cajero a sacar dinero porque no se había acordado al hacer la compra y les dió 100€, de golpe. Otra persona les dejó un carro de compra entero.
El caso es que, al final, recaudaron 7 cajas de comida grandes para llevar, más bastante leche y aceite.
Se demostró que la gente está dispuesta a colaborar, solo hay que darles alguna idea.
Ahora que se acercan las Navidades, quizá sea más fácil de encontrar motivos para dar y para pedir para otros.
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